Mecanismos adecuados culturalmente Creemos fundamental que se respete nuestra cultura, identidad y cosmovisión originaria en toda etapa para poder transitar adecuada y participativamente por el proceso de consulta. Para ello se deben respetar nuestros parámetros culturales, el lenguaje utilizado debe ser sencillo para que todos podamos entender, atendiendo a los modismos que usamos en cada comunidad, con ejemplos concretos. Como forma de presentar la información se debe recurrir a técnicas, gráficos y dinámicas que favorezcan la comprensión en el marco de un diálogo intercultural fructífero. Será imprescindible considerar nuestras formas tradicionales, cómo organizamos nuestras asambleas, su convocatoria, el inicio con ceremonias, presentaciones, uso de la palabra de todos los que lo deseen, decisiones por consenso. Mucho de está ya plasmado en los estatutos comunitarios y por tanto son de cumplimiento obligatorio. Respetando nuestra cosmovisión cada instancia debe ser iniciada con una ceremonia tradicional. Debe además tenerse presente nuestros tiempos. Esto implica por un lado respetar nuestros procesos de entendimiento, los de cada comunidad y los de sus miembros. Por otra parte debe respetarse los tiempos culturales, nuestros calendarios de celebración, de espiritualidad y de trabajo. Por ejemplo la corpachada, las patronales, Pachamama, minga de la cosecha o de sembrado. A su vez, debería realizarse en horarios adecuados, acordados con la/s comunidad/es. Formas apropiadas a las circunstancias Como nuestras comunidades tienen características especiales, éstas deben ser atendidas para garantizar la participación y claro entendimiento de todo el proceso, adecuándose a las zonas geográficas de la Cuenca y al ambiente propio de la región. Debe preverse que todo el material necesario para las asambleas comunitarias relacionadas con el proceso de consulta sea acercado a las comunidades con anterioridad para comenzar su análisis con antelación. Todas las reuniones o asambleas que se acuerden deben ser en lugares comunitarios o públicos, accesibles y en el territorio de nuestras comunidades. Las fechas de reunión o asambleas deben ser acordadas y no impuestas por el Estado o terceros, así se garantiza nuestra participación y el respeto por los tiempos mencionados en el punto anterior. Al mismo tiempo, no debe cambiarse las fechas acordadas de forma unilateral. En cada asamblea se acordará la fecha de la siguiente, y en caso de no poder realizarse así (por ser la primera convocatoria o plantearse la necesidad de un encuentro extraordinario), se debe convocar con anticipación suficiente no menor a diez (10) días. Las convocatorias deben realizarse por escrito firmada por los responsables y por otros medios idóneos en relación a las comunidades indígenas destinatarias, no basta con meras publicaciones en los diarios, sino que debe realizarse por todos los medios al alcance, por ejemplo mensajes en radios, radiogramas, carteles en lugares públicos, notas dirigidas a las Comisiones Directivas, etc. De ser posible deben aprovecharse las asambleas comunitarias ya planificadas por la comunidad previamente para evitar excesos de reuniones. Permanente La consulta debe ser permanente y en todas las etapas del proceso y sus componentes. Esto abarca desde investigaciones de todo tipo, exploraciones, prospecciones, recogidas de muestras, estudios de impacto ambiental, convocatorias a audiencias públicas, etc., hasta la garantía de seguimiento de las acciones relacionadas con los consentimientos que se presten, reparación de daños y participación en los beneficios. Recursos económicos necesarios El Estado debe garantizar los recursos necesarios para la consulta a los efectos de asegurar la participación comunitaria y evitar gastos a las comunidades por proyectos o medidas que no se originaron en su voluntad. Otras condiciones necesarias Durante todo el desarrollo del proceso debe quedar claro que las tierras, los territorios, la identidad, la flora, la fauna, los sitios sagrados, el patrimonio arqueológico y los derechos fundamentales no son parte de ningún tipo de negociación y que el entorno comunitario debe respetarse siempre. Esto incluye gastos de movilidad y traslado de miembros de las comunidades y observadores o profesionales (a los lugares de asambleas o a reuniones en otros sitios), alimentación, asistencia sanitaria, materiales didácticos, copias de documentación, comunicación, honorarios. En todo momento deberá intentar evitarse que con las acciones derivadas del proyecto o medida administrativa o legislativa pueda verse afectado el ambiente o las comunidades; en especial la ruptura de los salares, contaminación del agua o pérdida de los glaciares. Si durante el proceso de consulta se advirtiese que de la actividad en cuestión surgirán daños ambientales, culturales, sociales o espirituales, el proyecto no podrá avanzar ni con el consentimiento de la comunidad. 28 KACHI YUPI - HUELLAS DE LA SAL

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